Mónica Román
Talent manager
Oficina
- Spain
Llevo en la agencia desde que se llamaba Wunderman Cato Johnson. Entré en el año 1999 y actualmente soy talent manager. Mi papel principal es el de cohesionar todos los departamentos que forman la agencia informando y manteniendo una línea de acción única en todo lo que engloba la gestión del talento desde la búsqueda, contratación, incentivos, evaluación, etc. Soy el referente de todos los empleados para cualquier cuestión que se les plantea, gestionando y liderando el área de talento para más de 300 personas de siete empresas diferentes del grupo.
WT es como mi casa, a lo largo de los 23 años que llevo en la agencia he sido secretaria, he estudiado dos carreras, un máster, conocido a mi marido, tenido dos hijos y contratado a más de 3.000 personas. Siempre quise ser médico, pero acabé siendo psicóloga y trabajando en RRHH de esta gran multinacional. Ayudar a los demás era mi vocación y, aunque no salvo vidas, si siento que constantemente aporto mi granito de arena a hacer que sus vidas sean mejor.
La primera frase que me viene a la cabeza cuando me despierto es: “A ver con qué sorpresa me encuentro hoy”. Gestionar personas es de lo más ameno y sorprendente, cada día te encuentras con situaciones diversas que debes encarar, la mayoría buenas, pero también hay situaciones complejas que te hacen mantener la mente despierta. Observar, analizar y predecir el comportamiento humano me fascina y mi trabajo me permite estar en primera línea.
En todos los años que llevo trabajando en WT creo que he hecho muchas cosas, pero no sabría precisar si son logros. Yo hago mi trabajo lo mejor posible, me implico, tomo decisiones y resuelvo sin cuestionarme si se puede considerar un logro o no.
Fuera de la agencia, me conformo con las pequeñas cosas, una cervecita, una bolsa de patatas fritas, una buena conversación y muchas risas. No concibo mi vida sin sentido del humor, tanto en las alegrías como en las penurias. Me encanta el campo y la jardinería y si puedo dedicar el fin de semana a hacer algún tipo de trabajo físico que me permita dejar de pensar, me doy por satisfecha.