De cara a 2023, está claro que estamos viendo cómo las implicaciones a largo plazo, y a menudo inesperadas, de los cambios explosivos vistos en 2019-22 echan raíces en el panorama B2B. Con el lugar de trabajo asentándose en su nuevo ritmo post-Covid, con sus hábitos de trabajo no lineales y Supercommuters (personas que trabajan en el núcleo urbano de las ciudades pero viven en la periferia). Hemos creado un nuevo espacio para cuestionar instituciones de la vida laboral que se han mantenido durante mucho tiempo. Por ejemplo, ¿necesitamos directores ejecutivos humanos o virtuales? ¿Llegaremos algún día a jubilarnos del todo? ¿Es necesario que una oficina moderna sea tan acogedora como un hotel de 5 estrellas? Cada vez está más claro que se está produciendo un cambio de poder, que se aleja de la clara definición corporativa de 9 a 5 y se dirige hacia algo mucho más adaptable, y a la cabeza está la Generación Flex.
Muchos de estos cambios se basan en una tecnología innovadora, y la próxima oleada se centrará en las nuevas realidades de las tecnologías inmersivas. Sin embargo, cada vez se hace más hincapié no en la adopción, sino en lo que las empresas deciden hacer con estas nuevas capacidades: la tecnoestabilidad y la metainclusividad, para atraer a compradores diversos y empoderados que esperan que las empresas tengan en cuenta sus responsabilidades sociales en todas sus acciones.